“Ya no los busquen, todos murieron en el basurero de Cocula”: “El Pajarraco” a padres de los 43
Ciudad de México, 17 de septiembre de 2021 (Agencias).- Juan Miguel Pantoja Miranda, El Pajarraco, presunto involucrado en la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, fue perseguido por la entonces Procuraduría General de la República (PGR) durante casi 4 años, se le detuvo en 2018, pero un juez ordenó su liberación. Estaba dispuesto a decir todo lo que sabía, pero sólo la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) lo pudo entrevistar, un relato que no tuvo valor judicial pese a que dio detalles de lo que les hicieron a los jóvenes aquella noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre de 2014.
Documentos en poder de MILENIO revelan que dos días después de su detención, El Pajarraco dijo a los visitadores de la CNDH que deseaba declarar todo lo que sabía de la desaparición de los normalistas porque quería descargar su conciencia, ya que desde que ocurrieron los hechos no podía dormir bien, tenía pesadillas y no podía vivir tranquilo; deseaba decirles a los padres de los estudiantes que “ya no los busquen porque todos murieron al ser incinerados en el basurero de Cocula”.
Su nombre, Juan Miguel Pantoja Miranda, y sus apodos: Pajarraco, Paja, Wasa, Wasako o Soldado, habían sido mencionados por los presuntos integrantes de Guerreros Unidos que en 2014 admitieron haber secuestrado, trasladado, asesinado, incinerado y desaparecido a los 43 estudiantes.
La PGR solicitó y obtuvo una orden de aprehensión contra el supuesto cómplice de los presuntos asesinos de los estudiantes, pero El Pajarraco logró ocultarse casi 4 años, hasta que el 28 de agosto de 2018 fue detenido por la Policía Federal de Investigación en Piedras Negras, Coahuila, acusado de delincuencia organizada y secuestro.
Pero el 12 de septiembre de 2018, dos semanas después de haber sido detenido, un juez le otorgó la libertad por falta de elementos, al desechar 48 declaraciones en su contra, basándose en resoluciones previas que habían estimado que a los involucrados en el caso se les presentó ante la autoridad de manera forzada, que las detenciones fueron ilegales, que se les retuvo de manera prolongada antes de ser presentados y que supuestamente se habían acreditado actos de coerción, como tortura o maltrato.
Así, lo que Jonathan Osorio, El Jona, Agustín García Reyes, El Chereje y Patricio Reyes Landa, El Pato, entre otros, habían dicho de su supuesto cómplice El Pajarraco, se desestimó por orden judicial y él ya no pudo ser interrogado, ni investigado.
Aunque no lo hizo ante una autoridad ministerial, El Pajarraco sí manifestó lo que sabía. El 30 de agosto de 2018, ya internado en el penal federal 14 de Gómez Palacio, Durango, fue entrevistado por visitadores de la CNDH que formaban parte de la Oficina para el caso Iguala.
“Vente porque están atacando la cuna”
MILENIO obtuvo una copia del acta circunstanciada de la entrevista a través de solicitudes de transparencia. El Pajarraco dijo que participó en la desaparición de los jóvenes, aunque aclaró que él no disparó contra ningún estudiante “porque no usaba arma de fuego”.
Su participación se dio “a partir de lo ocurrido en Metlapa”, Guerrero, cuando según su testimonio trasladaron a los estudiantes hacia el basurero de Cocula.
El Pajarraco contó que su trabajo en Guerreros Unidos era cuidar del pueblo avisando a dos de sus integrantes, por teléfono, cuando entraba gente extraña o autoridades. Dijo que el 26 de septiembre de 2014, aproximadamente a las 22 horas, estaba en su domicilio preparándose para ir a la fiesta de celebración del Grito de Independencia, que en esa fecha se hacía cada año en su pueblo (Apipilulco, Guerrero). Entonces, le llamó uno de los miembros de Guerreros Unidos, quien le dijo: “vente porque están atacando la cuna”. Él le respondió: “voy a mi rondín”, intentando evadir la instrucción. La orden fue más enérgica: “vente a la cuna, si no vienes, vamos por ti y ya sabes lo que te puede pasar”.